miércoles, 30 de julio de 2014

"Amarte entre líneas"



Me gusta amarte entre líneas, 
esas que marcan tu cuerpo, 
las cuales empiezan en los bordes de tu cuello, 
el cual beso para llegar a tu pecho
De ti me gusta cada espacio,
me hace delirar el tocarte,
deslizar mis dedos mientras escucho
cómo de mis caricias, respiras al compás

¡No me hagas hablar de tus hombros!
esos que sostienen tu equilibrio,
el cual se pierde en mi delirio...,
mi delirio y pasión por ti.
¡No me preguntes por tu espalda!,
mejor vela en un espejo,
ve cada aruño en el reflejo,
y recuerda tu excitación por mi

Aventurar tu cuerpo con mi cuerpo,
sentir tu pecho, tus besos,
mientras tus manos en mí se posan...,
¡es por lo que voy y vengo, me estremezco!

Cegarte con el vaivén de mis caderas,
provocarte éxtasis y frenesí,
es la tortura que me aprisiona
entre las líneas de tu sexo, tu cuerpo..., de ti

Con tu cuerpo obtienes mi esencia,
llegas a lo mío prohibido,
comenzando la aventura,
que nos anuncia que lo mejor está por venir...






Derechos reservados © 2014, Vanessa Domínguez López

miércoles, 9 de julio de 2014

"Te extraño"

<<Te extraño>>, dos simples palabras que representan todo. O puede que nada. Oh, cariño, te extraño, te extraño tanto.

Te extraño desde lo más simple hasta lo más complejo. Te extraño en cada letra de cada canción. Te extraño en cada suspiro que profesa mi alma. Se me ha hecho costumbre cargar con la pesadez de tu ausencia, y a la vez la costumbre de llorar por las tardes cuando no te veo llegar, no ayuda. No termino de entender a la vida ni sus giros repentinos, ni tampoco a los malos tratos ni desatinos. Te extraño…

Te extraño cuando veo el amanecer, cada vez que por la calle voy pasando y mi mente me permite percatarme de la presencia de un avión en lo alto, pues extraño los viajes que nunca nos permitimos, y extraño las caricias en el olvido. Te extraño, a ti, solo a ti. Cada cosa que nunca hicimos y sin embargo, se han hecho en el limbo de nuestra separación, creadas en nuestros pensamientos, basadas en la imaginación.

Te extraño, permíteme decírtelo en voz alta. Y si se puede también, en un susurro. Permíteme bailar contigo todos los tangos que no pudimos, y también el meneo de nuestras caderas contoneándose al ritmo del viento, soplando en las copas de los árboles anunciando la llegada del otoño, del invierno, del verano… de todas las estaciones del año, y no una, sino mil y un veces. Mil y un veces más.

Te extraño, pues en la voz de los demás está el eco de tu ausencia. Porque volteo a los lados con la ilusión de ti. Te extraño en cada libro que leo, cada poesía que se incrusta en mi corazón. En cada línea que existe, en cada palabra escrita y por escribirse, te extraño.

Por cada noche, por cada día, por cada hora y por cada segundo que soñamos juntos, quiero dedicarte un te extraño. Porque viví la intensidad de la esperanza, y la viví solo contigo. Me dijiste adiós… y cada momento vivido y por vivir me llenó de decepción, me llenó de tristeza, me hizo extrañarte… pero nada se compara a lo mucho que te extraño hoy.

Solo hoy, mañana quién sabe. Ya cometí la locura de amarte sin medida, sin pensar en que al otro día no estarías y por eso es que hoy estoy aquí extrañándote. Además, quién sabe cuánto tarde en expandirse el veneno de tu partida, quién sabe cuánto tiempo tarde en desvanecer y dejarme llevar por los demonios de ti. Cada uno viene a visitarme a cada momento, y son infinitos. A veces no sé si son tuyos o míos, lo único que sé es que se parecen a ti. Tienen tu rostro, tu piel, tu aroma… Y los veo y me pierdo. Te extraño.

Te extraño en la letanía del recuerdo. Te extraño en cada copa que tomé, tomo y tomaré. Eres mi bebida favorita, mi éxtasis. Saborearte fue mi pasión, hoy es mi castigo. Tuve tu sabor entre mis labios, y mientras entreabrías los tuyos para llenarme de ti, me fuiste matando poco a poco. ¿Cómo es posible tanta locura por una persona? Me llenaste los huecos sin fondo, tocaste las membranas de un alma soñadora, apasionada, intensa… Resolviste mis conflictos intelectuales, y me brindaste ironías e incoherencias. Me hiciste amarte, y te amo. Hoy con todo lo vivido, no estás y te extraño.

Te extraño, ¿qué más puedo decir? Si no entiendes mis palabras, hay un Dios que sí. Lo hace, lo siente, lo entiende. No necesito pedir nada más que el sustento de mi Dios, que me abraza fuertemente y no me deja caer. Me aprisiona en su corazón para evitarme salir a tan dolorosa situación, donde no estás. Ángel o demonio… no estás ni para cuidarme ni para destruirme. Cuídame o destrúyeme, pero regresa, ¡te extraño!

Mi mente en blanco y hojas que me rodean sin tocarse. Tinta gastada en lágrimas que no se extinguen, no se cansan de llorar tu despedida. Palabras atoradas en el nudo de mi garganta, palabras que quieren ser rescatadas en un grito de desesperación… No sé cómo llegar a ti, no sé cómo recuperar el tiempo que se perdió. Aún con todo lo dicho y no dicho, esta noche solo sé una cosa… Así es, amor mío. Hoy, más que ayer…,


Hoy, te extraño yo. 


Derechos reservados © 2014, Vanessa Domínguez López