“Junto a ti”
Es ahora cuando me doy cuenta de los errores, de mi
gran y profunda falta de valentía. Cada paso que no me animé a dar junto a ti
ahora lo añoro, te añoro.
Las ganas de tenerte junto a mí me sofocan, las
letras de las canciones que escucho cobran vida a través de mis lágrimas, pues
representan todo aquello que quise decirte y no pude. Tal vez el orgullo se
atravesó, tal vez mi inseguridad o mis miedos, lo más probable es que mi
tristeza nublara el más hermoso paisaje que haya podido observar jamás… Tú.
Definitivamente no estoy para escribir cartas de
amor, pero sí palabras de amor. Y no solo escribirlas, sino decirlas,
gritarlas, declamarlas o en nuestro mejor instante, susurrártelas en el oído…
“Eres tú lo que más amo, cada parte de ti que conforma
un todo y me apasiona. No hay parte de ti que no conozca y que no admire. Cada
día a tu lado descubro algo que me encanta. Y aunque te conozco y admito tus
errores, no puedo evitar pensar que sin ellos no serías ni la mitad de lo
adorable que eres cuando los cometes y tratas de arreglarlos. Solo a tu manera”
¿Qué más puedo decir? Te conozco, y tanto es así, sé
muy bien me extrañas también. No puedo ni quiero, ni mucho menos te culparé por
esta ausencia que es de dos. Yo aquí, tan dispuesta a continuar mi camino, y
sin embargo, sintiendo que tu ausencia me cala hasta los huesos. Tú allá, tal
vez olvidándome, tal vez recordándome.
La cuestión es que no estás, no estoy. Y aunque te
extrañe y me extrañes, ¿qué más podemos hacer? No vas a regresar, y aunque
quiera, no puedo ir hasta ti… Nos separan pocos kilómetros que se sienten como
toda una galaxia entera repleta de estrellas sin brillo ni candor.
Me parece que muy pronto ésta herida sanará, pues el
dolor está muy latente aún, pero pasará. Lo sé. Y aunque lo sé, muy por dentro
me niego a creer que esto esté siendo así. Juntos, nunca se me cruzó el
pensamiento de estar tan lejos e indispuestos. Juntos no podía ser así.
¡Maldita sea, hubiera detenido las circunstancias
que te adentraron tanto en mí! Sabía que era peligroso, pero tus ojos, mis
ojos… se cruzaron y tambalearon. Se sintieron seguros, amados.
Te amo. Te amo con tanta entrega que duele. Quiero
tenerte porque sé que te amo, porque te conozco. Me conoces. Y no hay, no
existe, no puede existir una magia mayor que la de nuestros labios
entreabriéndose y cerrándose en un éxtasis de amor de ve.
Te conozco. Te amo. Te quiero. Te extraño… Y añoro
cada momento junto a ti.
Derechos reservados © 2014, Vanessa Domínguez López
Derechos reservados © 2014, Vanessa Domínguez López
Me has dicho que te han preguntado con asombro que por qué escribes tan intenso siendo tan joven, y yo sé la respuesta: porque no vives por vivir, porque te gusta disfrutar y sentir, porque no retienes dejas fluir lo que vive tu alma. Pocas personas son así, pocas se arriesgan a sentir tanto
ResponderEliminar